Larga es la
espera de ese segundo por verte,
diáfanos son
los sueños por conocerte,
quizás el
cuento se acabe al abrir los ojos.
Entre esas
sabanas existentes en noches soñadas
te he amado,
en el desierto, en la montaña y
en la razón
de mi canto, de mi poema, de mi grito.
Nunca vi tus
ojos, pero esa mirada fue un amor verdadero
y esa
sonrisa fue el flechazo “te amo”.
Hoy sigo en
esta duna, esperando el viento del sur
que me
llevará a conocerte y tenerte,
en el fuego
de la pasión, donde nuestros besos y caricias
declamarán versos
al conocernos.
(RJLR)
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