sábado, 28 de febrero de 2015

HAVELANGE


En 1974, después de mucho trepar, Jean Marie Faustin de Godefroid Havelange conquistó la cumbre de la FIFA. Y anunció:
  • Yo he venido a vender un producto llamado fútbol
Desde entonces, Havelange ejerce el poder absoluto sobre el fútbol mundial. Con el cuerpo pegado al trono, rodeado por una corte de voraces tecnócratas, Havelange reina en su palacio de Zurich. Gobierna más países que las Naciones Unidas, viaja más que el Papa y tiene más condecoraciones que cualquier héroe de guerra.
Havelange nació en Brasil, donde es dueño de Cometa, la principal empresa de transporte, y otros negocios especializados en la especulación financiera y en la venta de armas y seguros de vida. Pero sus opiniones son muy poco brasileñas. Un periodista ingles, del Times de Londres, le preguntó:
  • ¿Qué es lo que le da más placer en el fútbol? ¿La gloria? ¿La belleza? ¿La victoria? ¿La poesía?
Y el contestó
    • La disciplina.
Este anciano monarca ha cambiado la geografía del fútbol y lo ha convertido en uno de los espléndidos negocios multinacionales. Bajo su mandato, se ha duplicado la cantidad de paises en los campeonatos mundiales: eran dieciseís en 1974, serán treinta y dos en 1998. Y por lo que se puede adivinar a través de la neblina de los balances, las ganancias que rindene estos torneos se han multiplicado tan prodigiosamente que aquel famoso milagro bíblico, el de los panes y los peces, parece chiste si se compara.

Los nuevos protagonistas del fútbol mundial países del África, Medio Oriente y Asia, brinda a Havelange una amplia base de apoyo, pero su poder se nutre, sobre todo de la asociación con algunas empresas gigantescas, como Coca- Cola, Adidas. Fue Havelange quien logró que la empresa Adidas financiara la candidatura de su amigo Juan Antonio Samaranch a la presidencia del Comité Olímpico Internacional, Samaranch, que durante la dictadura de Franco supo ser hombre de camisa azul y palma extendida, es desde 1980 el otro rey del deporte mundial. Ambos manejaban enormes sumas de dinero. Cúanto, no se sabe. Ellos son muy tímidos en eso.

(Del Libro: El fútbol. A sol y sombra. Eduardo Galeano. 2003)

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