jueves, 24 de noviembre de 2016

Bulto


Sólo era observar. Se conformaba con verla. Todas las mañanas, era ese su ritual al esperar el bus, la combi o el colectivo.
Roberto solo imaginaba.  Hacia un vuelo por ese anhelo de hablarla o quizás más. Mucho más. Esa imaginación que hay veces lo traicionaba, con erecciones. Siempre y por alguna razón le fascinaba las mujeres maduras, en este caso muy maduras.
A “Beto” no le interesaba las nenas cachimbas de su clase.
Tenía la costumbre de frecuentar fiestas donde pululaban mujeres maduras.
Ahí estaba, la señora del paradero. Los tragos dan valor a cualquiera.
-Yo me llamo Roberto-
-Tú no eres el chico del paradero-
Felicidad al máximo, ella sabía que él existía.
La noche avanza. Los tragos también.
Espera un rato! Tranquilo, con calma-
De pronto “Beto” sintió un bulto. No lo podía creer. No sabía qué hacer.
Y pensaba, que se la veía hermosa, muy hermosa y bien hembra.

(R.J.L.R)

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