Utilero y kinesiólogo del FBC Melgar tuvieron que caminar por 12 horas para llegar a Cuzco y atender a los jugadores “rojinegros”.
Por: Johan Chaucayanqui Gonzáles
Trabajan incansablemente para el desarrollo del FBC Melgar. Ahí en el mismo gramado y lejos del protagonismo colectivo, se encuentra el Área de Utilería y Kinesiología de los “rojinegros”. Hernán Ancco Quispe “Gokú”, y Paúl Velásquez Larico “Bubu”, hacen posible, día a día, que los jugadores presenten botines relucientes, camisetas limpias, así como el líquido hidratante para calmar la sed, al mismo tiempo que alivian dolores musculares de los melgarianos.
A las 6.30 de la mañana se inicia la labor diaria, desde muy temprano se alista el material deportivo para luego ser trasladado al campo de entrenamiento. Con la llegada del plantel, cuerpo técnico y bajo la mirada de algunos aficionados se proporciona la indumentaria limpia a cada jugador; una vez iniciadas las prácticas, siempre habrá un poquito de tiempo para vociferar unas cuantas bromas mientras se preparan las bolsitas con bebida rehidratante para los jugadores mistianos; estando atentos, siempre, a los jugadores golpeados en el terrenos de juego.
Ha concluido el entrenamiento para los jugadores, pero la actividad continúa en utilería; donde aún se deben orear los botines, echarles crema y pasarles brillo, quedando listos para el día siguiente.
AYUDA DEL ALTÍSIMO
Para “Goku” y “Bubu”, así como para el resto de la Institución es un día especial, cuando Melgar juega de local. “Particularmente me voy a misa a las 6 de la mañana, pidiendo por una bendición al Señor, para salir airosos en el partido”, cuanta Hernán Ancco Quispe.
Después, un desayuno a la ligera y luego a la concentración en el club. Prácticamente con la velocidad en la que corren los minutos no existe tiempo para pensar en el almuerzo, pues en seguida hay que trasladarse al estadio y dejar todo listo para la llegada del plantel de los jugadores.
Un poquito de ruda en los botines, para la buena suerte, y la indumentaria rojinegra se encuentra al 100% a la espera de los jugadores.
Después sólo queda esperar que los muchachos cumplan su papel como buenos futbolistas (como rara vez pasa) sobre el gramado de juego...
12 HORAS DE CAMINATA
Para el partido contra Cienciano, jugado el pasado 26 de octubre en Cuzco, el equipo se desplazó vía aérea, mientras que utilero y kinesiólogo salieron vía terrestre a las 8 de la noche rumbo a la “Ciudad Imperial”. Lo que no repararon Hernán y Paúl, fue en el bloqueo que realizaban los manifestantes cuzqueños, impidiendo el paso de todo tipo de vehículos a la altura del Puente de Salqa.
Frente a esta situación no había más alternativa que la de caminar hasta alcanzar el bus del otro lado y hacer el trasbordo, que según les habían indicado no estaba a más de una hora. “Son cosas de fuerza mayor, desde que estamos en el Melgar no habíamos tenido inconvenientes de esa naturaleza”, cuenta Hernán Ancco.
A las 3 de la madrugada, desde el sector de Aguas Calientes emprendieron la travesía a pie, hora tras hora buscando el ansiado bus que por fin los traslade hasta el Cuzco.
No pasó una, ni dos ni tres, ni cuatro ya, sino doce horas de caminata para hallar finalmente en el Distrito de Tinta, el bus de trasbordo que los llevaría a su destino.
“La caminata sirvió para hacer un poco de ejercicio, ponernos en forma; sino míralo a “Bubu”… ha bajado unos cuantos kilos. Lo importante es que llegamos tranquilos para cumplir con el trabajo; y el regreso felizmente fue con la delegación por avión”.
A pesar de lo agotador del percance, todo lo sucedido queda en la memoria, como una curiosa anécdota para el FBC Melgar, en la persona de los dos integrantes que muchas veces pasan desapercibidos por la labor que realizan.
Conociendo esta parte del sistema que hace funcionar al equipo melgariano, la próxima vez pensaremos que quizá aquél gol anotado por el “Checho” o esa atajada soberbia de Jorge Damián, se produjo con esa precisión y esa determinación; fijada también en la labor de estos muchachos que muchas veces en un estadio lleno, con la pasión pintada de rojo y negro, dijeron presente; mientras festejaban un gol, lamentaban una derrota, o simplemente preparaban el material para la comodidad del plantel.
(Publicado en Noviembre del 2008 en el Semanario Vistaprevia)
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