Se sentía muy pequeño,
insignificante, siempre le gustaba ver el ocaso del sol, observar
como la inmensidad del océano se traga al astro rey, allí sentado
en la blanca y suave arena, mira como el mar llega a besa la playa y
se iba una y otra vez.
Sus ojos brillaban por el dolor de su
corazón, fueron miles de horas estar con ella y ahora junto a su
fiel cigarrillo sabía que era un muerto en vida, porque la razón de
su existir se marchó.
"Humo pequeño tornado que en
vuelve mis ojos, corazón sangrante un vaso de vino, triste
cigarrillo que a compañas mis penas, que ves como muero callado
contemplando el mar. Hay que cruel es sentir esta agonía morir de
poco a poco fumar de noche y día....Humo las rradas figura que a tu
paso formas me recuerda su pelo, sus manos, me queman sus besos de
nuevo en mis labios como aquella noche en que dijo adiós"
El estruendo de las olas al llegar el
firmamento, era similar de golpes de dolor que sentía a en su
corazón y el frío que sentía en su pecho era más gélido que esa
tarde de invierno, pero él con la mirada y triste opacada por las
lágrimas que daban brillo a sus ojos, sabia que era el culpable, por
no saber querer en la verdadera dimensión, pero él no era quien
había sacado los "pies del plato", él no había pateado
en tablero, pero quizás fue culpable para que ella cometiera el
error de su vida; pero con todo eso se prometió que nunca, nunca la
olvidaría y estaba convencido que ella también.
"Yo pintaré de rosa el
horizonte y pintaré de azul los anheléis y doraré de luna tus
cabellos, para que no me olvides, si dormida caminas dulcemente por
un mundo de diáfanos jardines piensa en mi corazón que por ti
sueña, y si una tarde en el altar lejano de otra mano cogida te
bendicen cuando te pongan el anillo de oro, mi alma será una lágrima
invisible en los ojos de Cristo moribundo, para que no me olvides"
Pero los hombres son como una caja de
Pandora. Y por el dolor que sentía quería olvidarla, arrancarla de
su pecho, quizás aquel ser en el fondo deseaba terminar con ese
dolor, ese sufrimiento. Y ahí estaba la inmensidad, la bravura del
aquel océano, y se dijo porque no consagrar su vida a la morada del
rey Neptuno y olvidar de unas ves por todas todo este sufrimiento.
"Vivo pensando olvidarte y no
lo consigo, tus recuerdos son espinas que hieren mi alma, dijiste que
me querías pero no fue verdad, siempre jugaste conmigo y aunque supe
amar..."
De pronto escucho su nombre y a lo
lejos vio la silueta de una mujer que corría en busca de él, era
ella. Sí, ella la que siempre estaba a su lado, en las buenas en las
malas, cuando las papas queman, la que le amaba en un silencio y que
todo el mundo escuchaba, su amiga, sí su fiel amiga, aquella mujer
que solo él podía ver con ojos de hermano, más no de amante como
la fiel amiga soñaba y deseaba. La hermosa mujer, lo miró y limpió
su cara de esa lágrimas y le dio un beso, "la olvidaras, sé que
la olvidaras yo te ayudaré".
"Deseando estaba olvidarme de
ti, borrar de mí los momentos de amor, cada palabra jurada pasión,
vuelvo asentir que me falta tu amor. Deseando estaba no pensar en ti
y en cada rostro te veo venir, hasta mi sombra me habla de ti estoy
sufriendo no puedo seguir. Quiero que el tiempo me ayude olvidar toda
esa vida que te supe a dar que nunca mas yo te vuelva encontrar y con
el tiempo te pueda olvidar"
Él miró el mar que significaba
libertad, ella cogió su mano y partieron. Sus cuerpos se enlazaron
en una noche de placer, ella hacia sus sueños realidad, él amaba en
ese instante a la que se fue; pero ya todo estaba pactado, él
partiría en su balsa imaginaria al jardín de lo desconocido y ella
sería mujer que algún día amó.
"Quise olvidarte en el viento y
no lo pude conseguir, por más que intento sacarme del recuerdo aquel
amor, siempre me sigue entre sueños aquella noche de estrellas
cuando fuiste mía. Pude cambiar de rumbo y borrarte desde aquí,
pero la vida no quiere y aunque intente olvidarte no podré, porque
es más fuerte que el viento, mucho más suave que el cielo"
Media noche, el mar, las olas, la
playa, el frío y él. Pensaba y porque no olvidarla en brazos de
aquella su amiga fiel que dejó durmiendo en su lecho. Pero algo le
decía que era más placentero, excitante olvidarla en los brazos del
océano además allí encontraría su verdadera libertad y tras esto
fue en busca de su destino, "Soy un cobarde" se dijo y tras
esto siguió su marcha a la eternidad...
"...Siento que tu partida le
traerá dolor a mi corazón, como en sueños tu te vas al morirse el
sol, solo el llanto quedará de este dulce amor....Hundes mi vida y
es triste saber que te llevas mi juventud, yo he descubierto el sabor
que deja tu rencor en mi corazón, que triste es decir adiós cuando
existe amor"
(RJLR)
Escrita a fines de 1990
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