lunes, 27 de julio de 2015

LA PRIMERA MUJER



HERNANDO DE SOTO

La tensión llegó a su punto más alto con el arribo de Hernando de Soto. El audaz capitán trajo consigo refuerzos de gente experimentada; y la primera mujer española: Juana Hernández, amante de este joven jefe o prostituta. Con su conocida audacia Soto aspiró pronto a ser el segundo del ejército; no ocultando su disgusto al ver en tal posición a otro joven e impulsivo capitán, Hernando Pizarro, quien le llevaba la ventaja insuperable de ser hermano del viejo jefe. La hueste de Soto, también, casi se rebeló. Habían dejado esos soldados “el paraíso de Mahoma” que era Nicaragua, con sus bellas indias, en pos de tesoros que hasta el momento no veían. 
A cambio de soñadas riquezas sufrían guerras e incomodidades. No faltaron hasta fugas, como la del cobarde Tesorero de su Majestad, Riquelme, quien se fue de secreto en uno de los barcos de abastecimientos. Se lo retornó a la fuerza, con orden expresa de Francisco Pizarro.Los ánimos al fin se aplacaron y a los tres meses de haber llegado los Pizarro a Puná se da la orden de pasar a Tumbes. Antes dispusieron algunas ejecuciones para calmar los ímpetus levantiscos de los punaeños. 
Estos indios no olvidarán los ultrajes sufridos. Habrían de vengarse, años después, comiéndose “coyuntura por coyuntura” al Padre Vicente Valverde, ya primer Obispo del Cuzco. Lo capturaron tras naufragar en aguas punaeñas, al reconocerlo como el irascible capellán de las primeras mesnadas de la conquista del Perú.

(Del Libro: La Guerra de los Viracochas. Autor: Juan José Vega) 

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