martes, 20 de diciembre de 2016

Ahí ' ta la madre del cordero - Tito Fernandez



Nos criamos, desde chicos. 
juntos, en El Mirador`, 
mi padre, peón antiguo, 
el suyo, administrador 
Claro que cuando uno es chico 
no entiende la diferencia, 
Qué lindo haber sido dueño!, no, 
de tan tremenda. inocencia. 

El fundo, jugando, entero 
Io habíamos recorrío, 
yo le ganaba casi siempre 
porque era algo más crecío, 
ella me juntaba flores, 
yo le tiraba las trenzas, 
y asi se nos pasó el tiempo 
casi sin darnos ni cuenta. 

A mi me tocó salire 
al campo, a pelar el ajo. 
ya no era tan cabro chico 
'taba gueno pal' trabajo. 
Claro que todas las tardes 
salíamos a pasear, 
y nos mirabamos mucho 
sin hallar que conversar. 

Yo me ensayaba toíto el día 
de Io que le iba a pedire, 
pero cuando estaba cerca no 
encontraba qué decir. 

No sé lo que me pasaba 
cuando la tenía a mi lao, 
se me anudaba el cogote 
y ahí me quedaba pegao. 

Un día me dijo, ella, 
que se iba a d'ir de la hacienda, 
la mandaban a estudiar 
a las monjas, creo pa' que aprienda 
a tejer, a coser, a leer, 
había dicho Don Guille, 
los libros son cosa buena 
y hay que saber lo que dicen. 

A mí me dentró una pena 
cuando me dijo que se iba 
que saqué juerzas de aentro 
y le díje que la quería. 

Ella no contesto na', 
me puso coloraita, 
y yo que le robo un beso 
de su mesmita boquita 
Pasó el tiempo, un par de años, 
Y nunca me olvidé de ella, 
por las noches la veía 
mirándome de una estrella. 

Ella también me quería, 
yo estaba seguro de eso, 
me lo había dicho el gusto 
dulcecito de su beso. 

El hombre me dije, cuando es bien hombre, 
ha de saber lo que pasa, 
me agencié su dirección 
con una emplea 'e las casas, 
Francisco me hizo la carta 
y aunque no tuvé respuesta 
no me eché a morir por eso, 
lo que es bueno, siempre cuesta. 

Tiempazo después el fundo 
amaneció trastornao, 
las viejas de la casona oiga 
corrían pa' lao y lao, 
se voltiaron dos vaquillas 
las chuicas ¡como dentraban! 
se raspaban las tortillas 
y las empanas chirriaban, 
se acomodaron las mesas, 
el lugar pa' las cantoras, 
se adornó too con copihues 
y con hojas de totora, 
A mí no me dió alegría, 
me dió too junto al tiro, 
la niña Rosa volvía, 
de nuevo, pa'l lao mío. 

Después me quiso dar miedo, 
pensé hasta en no merecerla, 
pero mandé el miedo al diaulo 
y me cacharpié pa' verla. 

Ahí venía mi niña 
más linda que el mismo cielo, 
con su misma boca roja, 
esa, aonde puse mi beso. 

Venía con un vestío 
que encandilaba los ojos, 
tomá del brazo e' Don Guille 
que no cabía de gozo, 
Pasamos a la comía, 
se destaparon los chuicos, 
el vino ¡cómo corría! 
cosa era que daba gusto. 

Después, despues le entramos al baile, 
se afinaron las vihuelas, 
y se calentaba el adre 
con el tañar de las cuecas. 

No pude hablar con mi niña, 
'tuvo muy ocupaaza 
hablando con las visitas 
y otra gente importantaza. 

Días después, una tarde, 
estando yo en el corral, 
pensaba ya en olvidarla 
cuando me siento Ilamar, 
Benancio, me dicen, Beno. 
y me la que'o mirando 
ahí estaba mi niña linda 
de pura dicha Ilorando. 

Nos abrazamos bien juerte. 
¿Ud. me había olvida'o? 
¡Jamás!. le digo y la beso 
como nunca había besao. 

Nos seguimos encontrando, 
era mía hasta los huesos, 
y yo tamién la quería 
aunque muriera por eso. 

Tengo dos manos le decía 
pa' hacer su felicidad, 
y ella se me entristecía 
cuando me sentía "haular". 
Un día vino Don Guille, 
a conversar, dijo, de hombre a hombre. 
habló cosas muy bonitas 
con apelativo y nombre, 
me dijo que la dejara. 
que la Rosa estaba grande 
y que las cosas de niño 
deberían de olvidarse. 

Entiende Benancio, dijo, 
que ella no es de este lugar, 
es toa una señorita 
y algún día se va a casar, 
no con un peón de fundo, 
y no es por desmerecer, 
la vida es triste Benancio, 
pero qué se le va a hacer. 

Me la empató muy re bien, 
después me soltó el doblao, 
Entiende bien Beno lo que digo, 
si no, cortai pa' otro lao. 

Ahi me meti a las tomas , 
¿el trabajo? me dije, aunque Io pierda 
me pelié hasta con los pacos 
a punta e' rebenque mierda. 
Cuarenta días tomando, 
bailando cueca aperrao. 
pa' eso había juntado alguna plata 
y no soy ningún fijao. 

La vida es triste Venancio. 
eso no corre conmigo 
mientras haya chinas guenas 
la vida es vida mi amigo. 

Tiré de chincol a jote, 
Ie saqué al mundo la madre, 
tuve preso por rosquero 
y me tomé hasta el vinagre. 

Y aquí me tienen ahora, 
con los bolsillos pelaos, 
sin pega en ninguna parte 
y con el hocico hinchao. 

Y se me viene el problema, 
toavía la estoy queriendo 
Los hombres dije una vez piensan como hombres, 
y me estoy desconociendo. 

La Rosa es mía o de naiden 
los prejuicios, a la cresta, 
y si a Don Guille tenerme 
de yerno tanto le cuesta, 
habrá que poner remedio, 
al tiro, a esta situación, 
yo no veo pa' estas cosas la diferencia 
entre empleao y patrón. 

Si me buscan a la mala 
bueno poh, a la mala bajo el vino, 
y esto ya esta decidío 
por el único camino. 

Cuando uno quiere a la buena 
Dios sabe que no es desaire 
yo soy un roto e' trabajo 
no le agacho el moño a naiden. 
Así que esta misma noche 
agarro pingo y apero, 
Me robo a la Rosa, ¡mierda! 
¡Ahí está la madre del cordero!

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