Cómo Carlos Quieto, el empresario argentino y amigo del
Almirante Lacoste sabían de tantas relaciones y negocios de los Carteles de
Cali y Medellín con la Conmebol, llamó a mi tío y le informó de la decisión del
Gobierno de Videla de involucrarse para obtener un aval peruano que garantizara
que ese partido la ganaría la Selección de Argentina, por amplio margen, pues
si Brasil ganaba por un gol de diferencia a Polonia, Argentina necesitaba
hacerle 3 goles a Perú. Pero si Brasil ganaba por dos goles de diferencia,
Argentina necesitaba por lo menos ganar 4-0, y así sucesivamente (…)
Mi tío citó en un reservado del Hotel Sheraton en Buenos
Aires a su amigo peruano Teófilo Salinas y ambos escucharon las razones que
traía el “mensajero de los dioses” el empresario de futbolistas argentinos
Carlos Quieto, quien, a su vez, le manejaba los negocios de futbolistas a mi
tío. Salinas escuchó a Quieto. ¿De cuánto dinero hablan? De 10 millones de
dólares para dirigentes del fútbol peruano, funcionarios del Gobierno peruano,
algo para el cuerpo técnico y para algunos jugadores claves y discretos y un
gran e importante aporte para el alto Gobierno peruano y también ayuda para el
pueblo de Perú. (…)
Salinas le cumplió a Carlos Quieto. Al día siguiente, por la
premura de la situación, fue la pérfida reunión. Esa reunión era de carácter privado
entre el Almirante Carlos Lacoste, dos generales argentinos más a nombre de la
Junta Militar de Videla, Teófilo Salina, Presidente de la Conmebol, quién llegó
acompañado por el presidente de la Federación Peruana de Fútbol, Vicealmirante Augusto
Gálvez Velarde, quién había sido presidente del Sporting Cristal en 1965,
cuando era capitán de navío, y también el Capitán Mora, dos dirigentes del
fútbol peruano y el técnico de la Selección Peruana de Fútbol, Marcos Calderón.
(…)
Mi tío solo hizo inicialmente el arreglo de propiciar la reunión
entre Carlos Quieto y Teófilo Salina. Acuerdan darles a los jugadores los US$
50.000 pactados de antemano y por la Federación Peruana para cada jugador por
participar en el Mundial, y además US$ 50. 000 más a tres jugadores que en la
cancha debían ayudar a la victoria de Argentina: Juan Muñante, Rodolfo Manzo y
Raúl Gorriti.
Cuando estaba ya el trato convenido, el entrenador de la
Selección Peruana de Fútbol, Marcos Calderón, se atravesó en el acuerdo y le
dijo a Carlos Quieto que él no confiaba en que el dinero que le ofrecían a él y
a su cuerpo técnico se lo fuera entregar después del partido, ni Carlos Lacoste
ni los Generales de la Junta de Videla ni de la Federación Peruana de Fútbol,
pues todos le darían la espalda.
Que él exigía que el garante de esa operación fuera mi tío
Miguel Rodríguez Orejuela, quién ya había hecho tratos de otros partidos y Jugadores.
El momento fue tenso, pues sin el
entrenador Calderón de nada valdrían los demás acuerdos. Carlos Quieto llamó
nuevamente a mi tío y él de inmediato garantizó su aval y procedió a decirle
que le dijeran a dónde le situaba el dinero a Marcos Calderón quien lo debía
repartir entre el cuerpo técnico de la Selección Peruana de Fútbol. Fueron los
únicos US$ 250.000 que aportó mi tío como Jefe del Cartel de Cali.
(Del Libro: El Hijo del "Ajedrecista". Autor: Fernando Rodríguez Mondragón)
Cuentame una de vaqueros, vamos a creerle al sobrino de un narco... tremenda fuente... muestra pruebas de la reunion mas alla del balbuceo que dices saber
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