EL PERIODISMO PERUANO EN LA
DECADA DEL 60
Quienes estudien más tarde la historia del diarismo en el Perú tendrán
que llegar a una conclusión cierta e inevitable: su edad de oro, su mejor época
fue la década de los años 60’. Es ahí donde se desarrolla un inmenso potencial
de inteligencia creadora, de amplio
debate, de lucha idealista, de confrontación de principios hasta el punto de
determinar el propio curso de la historia nacional.
Y es ahí también,
indiscutiblemente, donde surge y se forja la generación más brillante de
periodistas, curiosamente ninguno de ellos con estudios de periodismo a las hoy
llamadas ciencias de la comunicación. (…)
LA REPUBLICA ARISTOCRATICA
La prensa diaria era
perfectamente coherente con el Perú de entonces, una República Aristocrática
donde el linaje tenía preeminencia sobre el dinero, aunque éste se concentraba
internamente en familiares de larga tradición. El poder económico extranjero
estaba acaparado por las grandes empresas del petróleo (la International
Petroleum Company, que ejercía el monopolio petrolero, subsidiaria de la
Standard Oil de New Jersey); de la minería (la Cerro de Pasco Corporation, la
Marcona Mining Company, la Southern Perú Cooper Corporation); de las telecomunicaciones (la International
Telegraph and Telephone, monopolio de los teléfonos y télex); de los
ferrocarriles (la Peruvian Corporation, monopolio ferrocarrilero, empresa
inglesa); de la banca (el Chasse Manhattan Bank, el Chemical Bank, el First
National City Bank y los grupos italianos que controlaban el Banco de Crédito);
de la agricultura (la Grace); y del transporte marítimo (la Grace Line, virtual
monopolio en el transporte de exportación e importación).
La Industria estaba
surgiendo con el aguerrido esfuerzo de
empresarios nacionales casi todos ellos mirados por la oligarquía de entonces
con desdén y desprecio como advenedizos con un papel segundón.
LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN
Los diarios naturalmente eran
portavoces de esos grandes intereses nacionales y extranjeros. La Prensa y Ultima Hora, propiedad de Pedro
Beltrán Espantoso y de su esposa
norteamericana Miriam de Beltrán, asumieron la defensa de los terratenientes
agrarios, casi todo ellos dedicados a la exportación de azúcar y algodón, y a
la gran inversión norteamericana en el petróleo
y la minería. Expreso, fundado por Manuel Mujica Gallo, fue adquirido por
Manuel Ulloa Elías, presidente del
Delting Bank, miembro del Grupo ADELA y vinculado al Grupo Rockefeller. Fue
otra tribuna de defensa de los grandes intereses extranjeros.
Correo y Ojo, creado por el más
audaz y genial empresario peruano de todo los tiempos, Luis Banchero Rossi,
respaldaron fuertemente a la industria de la harina del pescado, por entonces
la primera fuente de exportación. La Crónica, propiedad de la familia Prado se
concentró en el cuidado y vigilancia de los vastos negocios del entonces
llamado “Imperio Prado”. Tan solo El
Comercio, propiedad de la familia Miró Quesada, escapaba a ese estereotipo,
pues salvo los intereses de sus anunciadores, la familia era de periodistas y
no de empresarios que tenían inversiones en otros campos de la actividad productiva.
(…)
CONTROVERSIA EN EL MUNDO ENTERO
Las noticias de la socialización
de siete diarios peruanos (…) viajaron por todo el planeta y ocuparon primeras
planas en toda la prensa mundial.
Diversas naciones capitalistas y
comunistas que durante años habían seguido de cerca la Revolución de los
militares nacionalistas del Perú, empezaron a preguntarse qué significaba este
ensayo inédito y novedoso, que rechazaba
por igual el esquema capitalista de la propiedad privada de los medios
de comunicación y el esquema comunista de la propiedad estatal de los mismos.
El concepto peruano era “socialización”, esto es, transferencia de la
propiedad a las mayorías populares
organizadas en sectores significativos y
el Gobierno Revolucionario de Lima no solo negaba estar conculcando la libertad
de prensa sino que afirmaba que su propósito de extender y ampliar esta
libertad para que el pueblo pudiera
expresarse libremente.
Los ataques a la medida no tardaron
ni un día. La Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), en la que estaban
agrupados los más importantes diarios del continente, se pronunció
inmediatamente calificándola de “confiscatoria”, “abusiva”, “totalitaria”,
“comunista”, y como “garrote” que había
terminado con la libertad de prensa en el Perú. (…)
Los periodistas de todos esos
países, sin embargo, que sabían que la
libertad de prensa existía para ellos en tanto y en cuanto se comprometieran con los intereses de los
dueños para quienes trabajaban, adoptaron una actitud de cautela, al comienzo,
y de fuerte respaldo, después una vez
que recibieron explicaciones y pudieron captar un cuadro diferente al que
planteaban las empresas periodísticas.
LOS EQUIPOS EN LOS DIARIOS
EL COMERCIO
En Lima, los Comités Directivos
Provisiones se hicieron cargo de su tarea.
En el Comercio estaban, Héctor Cornejo Chávez acompañado en Enzio
Parodi, Jorge Bolañoz Ramírez, el General Juan Bossio Collas como Gerente y
Luis Durand Flores como Sub Director a
medio tiempo. La Jefatura de Redacción
fue asumida por Carlos Quiroga Gutiérrez, quien años antes había
colaborado con el Comité Directivo que se hizo cargo de “Expreso” luego de su
expropiación en 1970.
Del personal de confianza de los
Miró Quesada sólo se apartaron
voluntariamente Alberto García, Jefe de
Redacción, Dante Cussato, Jefe de Provincias, Luis Meza, Jefe de la Página de
Arte y Alfonso Baella Tuesta, Jefe de la Página Política. Baella, sin
embargo, al medio día siguiente,
telefoneó a un alto directivo para
decirle dos cosas: la primera, que él
había sido explotado por los Miro Quesada que le fijaron un sueldo bajo y el resto se lo pagaban por recibo, por lo
que pedía que para efectos de su indemnización por tiempo de servicios se le considerara el total de
sus ingresos, y la segunda, que como corresponsal en Lima de la Deuchten Press
Agentur (DPA), la agencia alemana de noticias, tenía celebrado un contrato
con “El Comercio” y solicitaba que se le
renovaran con un aumento sustancial en el precio.
Quedaron en la redacción Roberto
Almandoz, Jefe de Informaciones, Augusto Peña, Roberto Mejía Alarcón, Hugo
Cabrera Arca, Alfonso Morales Cazorla, Hugo Poémape, Maz Jiménez León, Eduardo
San Román, Bruno Espósito y Koko Cárdenas en la sección deportes, para la cual
fue contratado Guillermo Alcántara. José Luis Lazcano continuó como jefe de
Internacionales. En el Dominical permaneció Manuel Jesús Orbegoso, lo mismo que
Pedro Luis Guinassi en Editorial, Guillermo Puente de La Vega en su columna
“Las Provincias en Lima” y Federico
Roggero en la Página Hípica. El nuevo equipo
había decidido cambiarlo por Raúl Chepote Gutiérrez, pero Federico me
llamó por teléfono con desesperada
urgencia y me pidió que hablara con Héctor Cornejo para que lo dejaran en su
puesto. Así lo hice y pudo seguir
cobrando su sueldo en la planilla del diario decano. No hubo “razzia”
alguna. Se marcharon tres o cuatro por decisión propia y el resto quedó, junto con los “tupamaros” que habían creado
el Sindicato, entre ellos Segundo Vargas, Grimaldo Terán y muchos otros. En la
parte administrativa nadie fue removido
y Carlos Levi asumió importantes tareas
en esa área vital de la empresa.
LA PRENSA
En La Prensa, Walter Peñaloza Ramella acompañado por Raúl
Vargas Vega y Miguel Reynell, integraban el Comité Directivo. Al poco tiempo se
añadió al equipo José María Salcedo.
Raúl Vargas asumió la Jefatura de la
Página Editorial y Mario Marroquín quedó
como Jefe de Redacción. La revista “7 Días” pasó a ser dirigida por
Félix Nakamura. Se crearon dos revistas,
una que empezó a dirigir César Lévano y
la publicación infantil “Urpi” que se inició bajo la conducción de Gladys
Padrón. Entre los redactores principales figuraron Antonio Fernández Arce,
Bernardino Julián Arrieta, Julio Alzola, Luis Guerrero, Begoña Ibarra. En La
Prensa, también se registraron renuncias
irrevocables inmediatas, como en los casos de Arturo Salazar Larraín,
Juan Zegarra Russo y varios otros de formaron parte del equipo de confianza de
don Pedro Beltrán.
CORREO
En Correo, Hugo Neira Samanez con
su equipo integrado por Julio Ortega, Francisco Guerra García, Mario Razzeto,
Mauricio Barbis, nuevo Gerente, Alfonso Aguilar, Juan Zúñiga, Julio Higashi,
Justo Chávez, Manuel Rodríguez, Oscar Vargas Romero, Ernesto Vega Pardo, Jorge
Benavides, José Mujica, Rodolfo Orozco, Carlos Sánchez, Gerardo Calderón, Jorge
Hani, Luis Podestá, Amadeo Julián Arrieta, Carlos Miano y varios otros.
Merece particular mención el caso de Patricio Ricketts Rey de Castro,
quién al ser socializado el diario desempeñaba el cargo de Jefe de Página
Editorial. Fue removido de su cargo por ser una función de confianza, pero
él pidió
quedarse como editorialista y
manifestó su acuerdo con la medida
dispuesta por el Gobierno Revolucionario. Año más tarde, durante el gobierno de
Morales Bermúdez, Patricio Ricketts se opuso públicamente a la devolución de
los diarios a sus antiguos dueños en una carta publicada en el diario El
Comercio. Durante la Revolución estuvo estrechamente unido a Samuel
Drassinower, dueño de la empresa Moraveco, quién fue uno de los pocos
industriales que respaldo junto con
su socio, Gilberto Ramos, la creación de la Comunidad Industrial.
Patricio Ricketts era el escritor de sus discursos y declaraciones y formó
parte de una delegación de periodistas que llevé en visita oficial a Cuba en diciembre de
1973.
El Comité de Correo, tomó la decisión de auspiciar la publicación
de la revista “Posdata” que dirigía otro entusiasta y fervoroso defensor de
la Revolución, Alfredo Barnechea.
ULTIMA HORA
En Ultima Hora, Ismael Frías
Torrico se instaló rodeado por un séquito de confianza, entre ellos su amigo Suárez, a quién nombró
Gerente y su otro amigo, Julio Cabrera. Uno de su
colaboradores de confianza fue Javier “Pocho” Tantaleán Arbulú, hijo del general Tantaleán, Ministro
de Pesquería, quien se encargó de una columna de opinión que firmaba con
seudónimo. En el equipo de redactores estaban Justo Linares, Ricardo Müller
Montani, Walter Seminario, Manuel Michilot y muchos otros.
OJO
En Ojo, Augusto Rázuri Seminario, con los miembros de su Comité, Juan Paredes Castro, actual
Jefe de la Página Editorial de El Comercio
e Ismael León Arias. Ricardo
Cervera era el Jefe de Redacción y bajo sus órdenes trabajaron Ismael
Pinto, Víctor Ramírez, Ronald Coloma,
Salvador Larrea, Delfina Becerra, y muchos otros periodistas de la anterior
administración.
EXPRESO
En Expreso y Extra,
Alberto Ruiz Eldrege junto con
Francisco Moncloa, Rafael Roncagliolo y el Coronel (r) Samuel Angulo como Gerente. Los
periodista, los “mastines” que habían combatido largos años respondiendo a
cuanto enemigo de la Revolución les salió al paso, afianzaron sus posiciones.
Entre ellos estaba Carlos Ortega, Guillermo Sheen Lazo, Enrique Paredes Paz,
Francisco Landa Verástegui, gran
combatiente contra las críticas
de los dirigentes apristas, Pedro Higa,
Antonio Laynez, Gerardo Torres, el “negro” Herrera, César Augusto Dávila, Owen Castillo y muchísimos
más.
LA CRÓNICA
Y
en La Crónica, Guillermo Thorndike Lozada con su equipo compuesto por
Abelardo Oquendo, Carlos Howes Beas, Mirko Lauer, Eduardo Ordoñez, Jesús Reyes, Eduardo Mazzini, Luis
Delboy, Adolfo Gershman, Jesús Ruiz Durand, Humberto Castillo Anselmi,
Alejandro Sakuda, Jorge Zegarra Obando, Nicomedes Santa Cruz, Alfonsina Barrionuevo, Flor
Sánchez, Perla Baca, Manuel Alcántara Cavero,
Ana María Portugal, Rodney
Espinel y el gran maestro de los fotógrafos
peruanos, Carlos Domínguez. Director de La Tercera, fue designado Domingo
Tamariz y Víctor Riveros inició una
columna. Al poco tiempo fue llamado Ángel Avendaño, el poeta que había sido
injustamente encarcelado con la falsa acusación de haber incendiado un local de
SINAMOS, quien se hizo cargo de la sección cultural.
Del Libro: Libertad de Prensa La Etapa
Borrada. El quién es quién en el periodismo peruano.
Autor: Augusto Zimmermann Zavala
No hay comentarios:
Publicar un comentario