* Hernán Llerena Valderrama, la semana que pasó dejó de existir, su vida
está plagada de grandes triunfos deportivos, pero también de historias
curiosas.
El velódromo de Cerro Juli, desde el año pasado lleva el nombre de
Hernán Llerena Valderrama, la máxima figura del ciclismo peruano. La
semana pasada el gran “Corito de Oro” falleció, pero sin duda
quedará en el recuerdo de todos los peruanos, porque él dejó en alto el
nombre de nuestro país en competencia que el participó.
Mucho se ha comentado sobre sus hazañas deportivas, pero poco sobre sus anécdotas que vale la pena contarlas.
FALTA DE RESPETO
Afines de la década de los 40’ del siglo pasado, en Uruguay era
costumbre regalar pequeñas replicas de grandes esculturas de fama
mundial.
En 1949, en la ciudad de Montevideo se desarrolló el Sudamericano de
Ciclismo, en el Circuito Centenario los competidores tenía que dar 40
vueltas, el joven ciclista arequipeño Hernán Llerena Valderrama ganó la
prueba de medio fondo, con amplia ventaja. Los organizadores no
quisieron reconocer el triunfo de Hernán Llerena argumentando que había
cometido muchas faltas, tras los reclamos se proclamó como campeón al
deportista arequipeño, más no se le entregó trofeo alguno.
El presidente de la Federación Peruana de Ciclismo reclamó
extremadamente, y a consecuencia de esto se le hizo llegar una caja muy
elegante al “Corito de Oro” como se le conocía a Llerena, los primeros
en abrir dicho paquete fueron los directivos nacionales.
¡Oh sorpresa! No podía ser posible.
- Me parece una falta de respeto que se regale una estatua, vieja, rota y sin manos, no puede ser posible-
Algo parecido habría expresado el presidente de la federación peruana.
Lo que había sucedido es que los
uruguayos estaban haciendo llegar a Hernán Llerena por intermedio de los
directivos peruanos la replica en pequeño de la Venus de Milo.
CAJITA DE LUCES
Reynaldo Llerena, primo del gran Hernán Llerena, cuenta que el
ciclista mistiano fue a Londres a participar en una competencia, de
pronto cuando estaban empezando la carrera y aun estaban en pelotón,
alguien le dio un codazo en el muslo e hizo rodar al campeón peruano, a
consecuencia de la caída no pudo seguir en la prueba.
Ya en el hotel sentado en unos de sus ambientes, se le acercó un
elegante señor y le señaló hacia un extremo del local, el joven Hernán
Llerena se acercó de a poco, en cada paso que daba la sorpresa era
grande, no podía dar crédito a lo que sus ojos miraban.
“Cómo es posible que yo este dentro de esa cajita de luces” se
preguntaba, mientras observaba la repetición de su rodada en la
competencia.
Ya en el Perú, Llerena contó de esa experiencia a sus familiares, nadie le creía.
“¿Cómo vas estar dentro de una cajita de luces? Era el cuestionamiento que le hacían.
En el Perú aun no había llegado la televisión, recién a pareció en 1958.
Hernán Llerena Valderrama, nació el 28 de diciembre de 1928, desde
muy pequeño fue muy disciplinado. Fue su tío Alfredo David Llerena
Salinas, quien le regaló su primera bicicleta, cuando tenía 8 años de
edad. Su nuevo juguete estaba hecha de las cañerías con que se hacían lo
catres de la época, apoco tiempo de tener su bici, participó en un
competencia en el Campo de la Aviación donde ganó ese fue el inicio de
una carrera exitosa.
(Escrita y publicada 22 de marzo 2010)
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