Días después de que Jesús cumplió
diez años, los ancianos que lo cuidaban decidieron que ya era tiempo
de que el Niño regresara a Nazareth. De camino lo llevarían al
Santuario de Monte Tabor, refugio de esenios perseguidos y lugar en
que reposaba los restos de los profetas Esequiel, Eliseo y Jeremías.
Allí conoció a Pedro, pescador de
Lago de Genezareth, mientras éste visitaba a sus padres, Simón y
Ana, custodios de aquel Santuario.
Eres nuevo aquí, ¿verdad? –
preguntó Pedro y agregó - ¿cuál es tu nombre Niño?-
- Soy Jesús, hijo de José y
Myriam, y estaré aquí solo tres meses pues voy camino a Nazareth,
que es donde vivo. Pero, dime, cómo te llamas…
- Me llaman Simón, como mi padre,
pero mi nombre es Pedro; soy pescador y debo volver a donde mi
esposa, Lidda, ella me espera en el Lago Genezareth. Quisiera
quedarme un poco más a platicar contigo
- Está bien, pero qué dirás por
tu retraso – preguntó el Niño.
- Que tuve que atender algunos
negocios.- Pero eso es mentira; el Octavo
Mandamiento de la Ley de Moisés nos manda “No mentiras”. –
Pedro, avergonzado, reconoció su error y agregó - ¡Qué lección
me has dado! ¿Vino contigo tu mamá?, quisiera hacerle una
pregunta.
- Sí, ahora mismo la traeré para
que hables con ella- dijo mientras echaba a correr en pos de su
madre, a quien trajo minutos después.
- Perdone los caprichos de mi Niño
– dijo Myriam- , me ha traído porque dice que usted quiere
preguntarme algo…
- Sí señora – contesto Pedro - ,
su hijo me ha impresionado mucho… Me preguntaba si no sería el
mismo profeta Elías reencarnado.
-Lo único
que puedo decirle es que, a juicio de los ancianos, Jesús tiene una
importante misión que cumplir
Varios días después, Pedro se
despidió de Jesús, quien volvió a preguntarle: ¿Qué explicación
darás por tu tardanza?
- Diré que conocí a un niño que
me ató a su corazón.
- Veo que me has entendido Pedro- y
dándole un beso, agrego- : en unos meses estaré en Nazareth y me
gustaría saber si me irás a visitar; no tienes más que preguntar
por la casa de José el carpintero.
-Desde luego que iré – dijo
Pedro -, y a guisa de despedida le besó las manos.
De libro: La Corona Dorada. (Vida
de Jesús de Nazareth de los 10 a los 30 años conforme a los libros
llamados apócrifos) Autora: MA. Victoria Lugo Ugalde
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