(Foto referencial)
En Cerro de Pasco, un contingente
senderista asaltó el mismo día (28 de julio 1980) la compañía
minera Atacocha y se llevó más de 350 cartuchos de dinamita, además
de mechas y guías.
Fue el primer asalto a asientos o
polvorines mineros desde el comienzo de la insurrección. Al día
siguiente, en un campamento del Ministerio de Transporte, en
Pomabamba, Ayacucho, otro grupo senderista dominó a los
trabajadores y se llevó 2,200 cartuchos de dinamita, fulminante y
mechas.
La policía había reaccionado en casi
todos los casos. En Huancapi logró capturar a los presuntos autores
de los atentados dinamiteros. Poco antes, en Ayacucho, Germán
Medina, el médico que sería elegido diputado por la Izquierda
Unida en 1985, había recibido un telegrama del Presidente de la
Federación Médica Peruana, indicándole que Huancapi se había
detenido a un médico, e instruyéndole para que averiguara e hiciera
gestiones para lograr su libertad. Medina no dio crédito
inicialmente a la información. No había médico en Huancapi. No
obstante, hizo gestiones ante el Prefecto del Departamento,
Marciano Cavero. En la tarde, Cavero informó que el detenido era el
médico Eduardo Mata Mendoza, ex director del Hospital de Cangallo.
La Noticia fue una sorpresa para Medina
y los demás médicos en Ayacucho, porque Mata había renunciado
poco antes al cargo, “Había venido a Ayacucho en las Navidades
anteriores y nos había dicho que renunciaba al Hospital de Cangallo,
que se iba a Lima a hacer una residencia. Yo recordaba eso muy bien,
porque había significado que Cangallo se quedaba sin médico”. Al
Partir de Cangallo, le habían ofrecido una fiesta de despedida a él
y su esposa.
Su esposa era Yeny María Rodríguez
Neyra, que también trabajaba en Cangallo como asistente social y
estudiaba a la vez Sicología en la Universidad de San Marco. Ambos
eran cuadros del primer grupo que Sendero lanzo a la lucha. En
lugar de ir a Lima ambos esposos se internaron en el campo en el
área de Cangallo y Huancapi. Para evitar ser reconocido, Mata
vistió la indumentaria andina: poncho, ojota, sombrer. El tener
rasgos costeños y color claro no era un problema en Cangallo, donde
el asentamiento de los derrotados conquistadores almagristas han
dejado huella fisonómica hasta hoy. Identificándose cono “Víctor
Paniagua”, Mata había sido capturado con su esposa y otro
estudiante. Un cuarto capturado confesó actuar bajo las órdenes
del médico.
La corta odisea de ambos esposos
representa una buena ilustración sobre los métodos que utilizó
Sendero, para proteger a sus cuadros al inicio de la insurrección.
Mata provenía, de acuerdo a varios testimonios del MIR, pero ya
estaba incorporado a Sendero, y su posición en la sub zona de
Cangallo era indudablemente la de un cuadro importante. Que el
presidente de la Federación Médica Peruana se hubiera enterado en
Lima de la prisión de Mata a las pocas horas indica la velocidad
con que movilizó Sendero su estrategia de defensa. De la misma en
que se había utilizado las instrucciones del Estado para crecer,
se usaban, cuando era posible, organizaciones gremiales para
defender a los suyos, ocultando su vinculación política o apelando
a los sentimientos comunes de solidaridad en la izquierda peruana
frente a cualquier arresto. En este caso los reflejos de la defensa
gremial fueron eficazmente inducidos, y la Federación Médica
pidió a sus afiliados ayacuchanos a movilizarse para lograr la
libertad de Mata. Los médicos hicieron una colecta entre sí, y
con Medina a la cabeza viajaron a Huancapi a gestinar la libertad de
su colega y organizar su defensa.
El aspecto familiar era una historia
por completo diferente. Los Mata tenía un hijo de pocos meses de
edad, que estaba con la madre en el momento de su arresto. Hicieron
llamar a un conocido y le “recomendaron” al niño, para que lo
“criara”. Luego sucederían muchos casos parecidos: Cuando la
pareja de esposos pasaban conjuntamente al trabajo clandestino, los
hijos quedaban al cuidado de parientes cuando se podía y si no, bajo
el de amistades. De acuerdo a las evidencias, Sendero no invirtió
mayores esfuerzos en cuidar y proveer a las necesidades de los hijos
de sus cuadros; y parece que el abandonar a la prole propia por el
proletariado, o la abstracción hipotética bajo tal nombre, fue una
de las formas de dar el ejemplo de entrega a la cuasa. Uno no puede
menos de pensar, aunque sea una reflexión ociosa, si las cosas no
hubieran sido diferentes en ese respecto si Guzmán y Augusta La
Torre hubieran logrado tener hijos.
En Huancapi, Mata no hizo esfuerzo
alguno por explicar a Medina y los otros médicos por qué estaba ahí
y no en Lima. Solo cuando el fiscal les explicó que lo que había
encontrado “emponchado, con dinamita cerca, pintando paredes”,
Mata nego cualquier propósito explosivo, “nos dijo que había ido
a visitar a unos compadres”.
Los médicos tivieron que esforzarse en
su defensa, pese al espíritu generalizado de amnistía que exístia
entonces, y a la poca o ninguna importancia que se les daba a los
atentados senderistas. Finalmente, después de varias visitas, y de
haber logrado trasladarlo a Cangallo, consiguieron liberarlo. Mata no
perdió el tiempo en desaparecer, y sus colegas ayacuchanos no lo
volvieron a ver vivo. “Después lo vimos en la morgue” Pero eso
fue en 1982, cuando Mata cayó en el asalto a la cárcel de
Ayacucho. Su esposa sería apresada otras veces en el futuro
inmedianto.
(Del Libro: "Sendero Historia de la guerra milenaria en el Perú" . Autor: Gustavo Gorriti)
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